La mayoría de los animales (incluidos los humanos) sufriremos una lesión en algún momento, y la velocidad y el éxito de nuestra recuperación serán los principales determinantes de nuestra supervivencia o de nuestra muerte.

Algunos animales, como por ejemplo las estrellas de mar, lagartos y salamandras, pueden regenerar extremidades ENTERAS.
Por otro lado, una planaria (Schmidtea mediterranea), se puede cortar en muchos trozos y de cada trozo crecerá un gusano completo en aproximadamente dos semanas.

Aunque los humanos tenemos cierta capacidad regenerativa, estamos muy lejos de tener la capacidad de otras especies. Por tanto, descubrir los mecanismos que subyacen a la capacidad de regenerar miembros y órganos es un tema con un interés INMENSO.

Los seres humanos tenemos varios tipos de tejidos que se renuevan con regularidad y pueden curarse de heridas, como la piel o el revestimiento intestinal. Estos tejidos dependen de las células madre, las cuales pueden proliferar y diferenciarse en una variedad de tipos de células. Sin embargo, uno de los órganos más estudiados en temas de regeneración es el hígado!

Lo fascinante del hígado es que es el único órgano humano en el que pueden proliferar células diferenciadas, células que se han especializado por completo para realizar tareas específicas en un tipo de tejido específico. Esto no ocurre en otros órganos, en los que una vez que las células se diferencian, dejan de poder dividirse y proliferar. Por eso, si una persona sufre una lesión en parte de su corazón o cerebro, el órgano no puede reemplazar las células faltantes (o tiene muy poca capacidad para ello). Pero si una persona lesiona parte de su hígado, algunas de las células del hígado comienzan a proliferar, dividiéndose y generando hígado de reemplazo.

Las investigaciones actuales buscan entender cuáles son los mecanismos que permiten que el hígado regenere, con la esperanza de que los hallazgos encontrados puedan contribuir a terapias regenerativas en más tejidos que sufran por ejemplo eventos como accidente cerebrovascular, ataque cardíaco o neurodegeneración.